sábado, 4 de mayo de 2013

Casa en un huerto de Ciruelos, Kazuyo Sejima (2003).


 De la relación con el texto Casa collage, Xavier Monteys y Pere Fuertes.




En el ensayo de Casa collage, concretamente en el capítulo “Dentro de la pared” , se hacía una reflexión sobre la importancia de dejar los espacio vacíos llevando todas las actividades al muro, que el muro absorbiera todas las necesidades de la estancia para poder observar el espacio que estas dejaban libre. “Para la mayoría de las cosas que hacemos en casa, resulta más apropiado el pequeño lugar y carece de importancia el paseo arquitectónico”.


Pero, ¿qué ocurre si no existe muro?

Estos espacios, y en general el conjunto de la casa, se podrían considerar un gran muro al que le han ido quitando el espacio justo, y no más, para realizar una función concreta. Los finos muros de metal se pliegan y esconden los espacios creando un vacío dentro del propio vacío del muro. El vacío se crea.




“Casa: intimidad en un espacio compartido”
Kazuyo Sejima.




 El proyecto está situado en una pequeña parcela cubierta de ciruelos próxima a la ciudad de Tokio. Rodeada de una edificación baja, en la que las viviendas se han ido colmatando dejando huecos mínimos entre ellas, destaca por el hecho de ser visible desde dos calles y por retranquearse de la medianera.

Situación del proyecto.(1)






Se constituye por un cubo, levemente deformado, cuya construcción se realiza por planchas metálicas de un grosor de 16mm, tanto para el cerramiento exterior como para las particiones interiores. La distribución se organiza en torno al núcleo central ocupado por la escalera.

Es esta distribución interior la que en esta ocasión cobra protagonismo y la que podemos relacionar con el texto de Casa collage.

Las diferentes estancias se comunican entre sí sin necesidad de puerta, es la proporción la que le otorga intimidad. Si nos centramos en la primera planta destaca la situación y las dimensiones de la habitación del hijo (imagen 3)


Visuales desde las calles contiguas.(2)










Habitación del hijo. (3)





Habitación de los padres. (4)
Este habitáculo está diseñado para que únicamente quepa el tatami sin dejar apenas espacio. Es esta estrechez la que produce la sensación de recogimiento, de “refugio” pese a contar con un gran ventanal que da a la calle y un espacio a doble altura. La inexistencia de puerta se compensa con el ancho de la escalera como colchón de acceso. En la segunda planta, observamos dos espacios de igual categoría: uno de ellos es la habitación de la hija y el otro el estudio o sala de lectura (imagen 5).




Habitación hija (verde), estudio (rojo). (5)


En el caso de la habitación de la hija, el espacio es también el justo para la colocación de tatami. Sin embargo, la sensación de refugio la produce ahora la doble abertura en diagonal a los dos lados de la cama, la relación visual con la habitación contigua o a la doble altura del salón, la posición de observar y no de ser observado. El estudio es el ancho total de la mesa, un lugar donde concentrarse, lo importante está en la mesa.


Habitación de la hija. (6)



Este es un claro ejemplo de entendimiento de la vivienda como un lugar donde es más importante el rincón que el vacío, el lugar que el espacio.


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